Sobre el declive del envío de SMS se ha hablado largo y tendido en los últimos años. De aquellos mensajes de 160 caracteres hemos dado el paso a WhatsApp, Facebook Messenger y otras apps que nos permiten comunicarnos sin los límites de los mensajes cortos, utilizando contenido multimedia y sobre todo, sin no tener que pagar más que una tarifa de datos.
De poco ha valido que los operadores hayan bajado el precio de los SMS (habitualmente 15 céntimos) o incluso que ofrezcan tarifas planas en ciertas tarifas, el descenso de su uso es imparable. Si comparamos los datos de 2016 con los de 2007 los españoles mandamos ocho veces menos mensajes que hace 10 años, cuando cada uno de nosotros mandaba de media 17 mensajes al mes.
17 mensajes al mes por 15 céntimos eran 2,5 euros que los operadores ingresaban al mes por los mensajes que enviaba de media un usuario en junio de 2007 en España. De hecho, si seguimos el rastro de las cuentas (consultables en CNMC Data) vemos que en dicho año las compañías ingresaron más de 1.000 millones de euros por el envío de SMS y MMS, cifra que en 2015 apenas superó los 200 millones de euros.
Está claro que los responsables de ese brusco descenso en uso e ingresos generados por los SMS son las aplicaciones. Desde que descubrimos la existencia de WhatsApp y similares, el envío de SMS se ha reducido drásticamente, de 17,5 mensajes de media en junio de 2007 a solo 2,4 en el mismo mes de este año.
Atrás quedaron aquellas nocheviejas en las que las redes móviles no daban a basto y esos mensajes en cadena que los usuarios ayudábamos a popularizar. Era la época pre-smartphone, cuando nos teníamos que expresar limitándonos a 160 caracteres y los memes que hoy circulan a diario por WhatsApp viajaban por email. Habrá razones para echar de menos aquella época y razones para no hacerlo, pero lo que está claro es los SMS ya han pasado a mejor vida.
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