¿Cantidad o calidad? YouTube no quiere elegir

¿Cantidad o calidad? YouTube no quiere elegir
Facebook Twitter Flipboard E-mail

Conocíamos hace un par de días aquello de que Google quería convertir su plataforma de vídeos YouTube en la competencia de los cines. Dicho de otro modo, que podría haber) llegado a acuerdos con las majors de Hollywood para tener contenido bajo demanda (y pago) de calidad, incluyendo películas etcétera.

Este movimiento se considera un acierto en general viendo el éxito de plataformas como Netflix, pero es especialmente positivo de cara a borrar esa imagen que existe en todos nosotros de que en YouTube hay un exceso de basura. Comparado con Vimeo la calidad media de cada clip ridiculiza lo que ofrece el portal de vídeos más popular del mundo. No obstante, hasta 2 de cada 3 vídeos son ignorados por los usuarios. ¿Tiene relación una cosa con la otra?

El original, el mix, el remix y Rebecca Black

Buscamos la maravillosa canción de Rebecca Black, Friday, en YouTube. En efecto, encontramos el resultado más lógico, pero si seguimos bajando vemos una decena de repeticiones del vídeo, otras repeticiones con subtítulos (pese a existir una herramienta oficial para subtitular) y cientos de mixes y remixes riéndose del original, imitándolo, parodiándolo o unos amigos bebidos cantando la canción en una noche de furor grabándose con el móvil. La generación transmedia, de la remezcla.

Google, como buen buscador que es, intenta aplicar en su absorbida empresa la mísma política que utiliza en todas sus marcas. Ellos dan la herramienta y el resto se deja fluir. Es decir, a ellos les da igual que entre todo el que quiera con sus historias personales y sus palomitas, ya se ocuparán ellos de organizarlo y catalogarlo, pero nunca poner trabas al usuario. Hasta aquí todo bien, pero los usuarios suben mucho, muchísimo.

Se cuelgan en la plataforma más de 35 horas de vídeo por minuto y no sorprenderé a nadie advirtiendo que a veces que estos carguen rápido o se cuelguen es un poltergeist. El problema original no radica en que haya muchas horas, sino que la inmensa mayoría no merece la pena. En principio esto se solucionaría porque gracias al acceso democrático a las nuevas tecnologías y al abaratamiento de costes, cualquiera podría crear contenido de calidad, Google lo indexaría y todos a disfrutar de contenido.

friday

La triste realidad es otra, y es que hay tanta basura que en ocasiones se pierden entre semejante marea aquellos clips que pueden aportar. Ahí es donde Vimeo se ha hecho un hueco, siendo sus propios usuarios restrictivos, lo cual les permite un menor consumo de la red y un mayor disfrute cuando decidimos ver algo "al azar". Tanto libertinaje hace insoportable intentar lo mismo en YouTube.

¿Es esto malo? En absoluto. Precisamente esa libertad es lo que le ha hecho grande; que todos pueden tirarse a la piscina aunque sólo algún afortunado consiga nadar. No se trata de negar eso, sino que sacarle rentabilidad al formato se había convertido en un verdadero dolor de cabeza que puede haber encontrado su aspirina.

Los nichos se le quedan pequeños al mayor buscador del mundo y los chicos de Stanford intentan ir en todas direcciones; a lo grande. El objetivo es dar cantidad gratis y calidad de pago en un gran movimiento que han tardado demasiado en hacer. Aquello de que las nuevas series las harán dos amigos en su casa sigue viéndose algo lejos, pero ahora tendrán la opción de pagar un par de dólares por una película en condiciones.

Tienes un público masivo, ahora sólo falta ofrecerle algo por lo que pagar. Las últimas informaciones no hablan de una tarifa plana por contenidos y los precios quizás son debatibles, lo cual hubiera sido arrollador, pero es un primer paso razonable en el camino de convertir el monitor del ordenador en el centro multimedia que sustituya al televisor. El siguiente será que esos experimentos de retransmisiones en directo pasen a ser rutinarios con los grandes eventos.

Comentarios cerrados
Inicio